La caza del Shiki está en pleno apogeo, y con el amanecer acercándose, los no-muertos están buscando desesperadamente un lugar donde esconderse durante las horas del día. Un grupo se ha aventurado en las tuberías de irrigación no utilizadas en las afueras de la aldea, pero mientras duermen se descubre su paradero. Entonces, mientras todo el mundo sigue patrullando las calles, Motoko Maeda sufre las consecuencias de sus trágicos encuentros con los shiki.